¿Alguna vez te has preguntado por qué la imagen tópica de un gurú es un señor mayor, vestido con un pañal de tela, y más pelo que un terrier tibetano?
La respuesta es muy sencilla: porque ha alcanzado el conocimiento y ese
estado de gracia, simplemente, hace que no se tire de los pelos hasta
arrancarse la cabellera. Para lo del pañal no tenemos respuesta…
Lo que sí vamos a hacer por ti es
revelarte algunas de las claves de los gurús del SEO. El decálogo de los
errores habituales que hasta hoy harían que te agarraras la melena y
tiraras con fruición hasta dejar el suelo alfombrado. Pero eso se acabó.
Presta atención y descubrirás que, quizás, haya respuesta en esta lista
a la aparente enemistad entre Google y tu sitio web.
1. Yo, robot(s.txt)
¿Sabías que los rastreadores de los
motores de búsqueda son muy educados? Se diría que han estudiado en los
mejores colegios: antes de entrar en tu casa siempre llaman al timbre. Y
por casa, claro, hablamos de tu web y el timbre, aunque no suena, puede
dar la campanada si está mal configurado. Nos referimos al archivo robots.txt.
Se trata de un fichero de texto que debes incluir en la raíz de tu web y
denominar siempre así: robots.txt (mazingerzeta.txt o número5.txt
también son robots, pero no valen). En dicho fichero puedes indicar a
Google qué contenidos debería rastrear y cuáles no. Comprueba que no
hayas bloqueado el acceso al rastreador a contenidos importantes de tu
web o, incluso, que no hayas bloqueado el acceso completamente. ¡Ni te
imaginas con qué frecuencia ocurren estos accidentes! Puedes aprender
más acerca del archivo robots.txt aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Est%C3%A1ndar_de_exclusi%C3%B3n_de_robots
2. ¡Tu web puede tener un doble maligno!
Imagina el siguiente escenario: una
noche tormentosa, en un viejo caserón apartado, un webmaster insensato
repitió el nombre de tu web tres veces ante el espejo mientras sostenía
una vela encendida entre sus manos temblorosas a causa de programar
tantas líneas de código… ¡Es la escalofriante leyenda del doble maligno
de tu web! Si en algún momento has tenido la brillante idea de duplicar
los contenidos de tu web en otro dominio, o la brillantísima idea de
triplicarlos, o la genial y sublime de quintuplicarlos o… En serio,
hemos visto de todo. Por favor, antes de hacerlo mete la cabeza en la
nevera y refrigera un poco tu cerebelo. ¡Es lo peor que podrías hacer!
Lo que consigues de esa manera es crear clones malvados de tu web, cuyo
único objetivo es irritar a Google y, por ende, perjudicar a su yo
original. Google odia las duplicidades: no aportan nada nuevo al usuario
y consumen recursos de manera innecesaria. Así que, la próxima vez,
repite con nosotros: «no-duplicaré-mis-contenidos».
3. Las páginas fantasma
Siguiendo con las historias de miedo:
¿sabías que tu web puede estar encantada? ¡Es en serio! Puede que
existan páginas fantasma pululando por los resultados de búsqueda: son
los espectros de los productos descatalogados de tu tienda, de las
búsquedas que realizaron antiguos visitantes, de las categorías que se
planificaron y nunca se llevaron a cabo… Se trata de páginas vacías de
contenido que pueden contarse por cientos e incluso miles. Es importante
que ahuyentes estas páginas de la indexación de Google. Se trata de
contenido sin relevancia que afectará negativamente a la consideración
global de tu sitio web: de nuevo, consumimos recursos del rastreador de
manera innecesaria.
4. «Esa es una mala elección (de palabras), forastero…»
En el salvaje Oeste, contar con un buen nombre tenía su importancia: los pistoleros más temidos tenían nombres como Salvaje Bill Hickok o, si eras un jefe indio, Toro Sentado.
Nadie se te acercaba en una taberna y se presentaba como Willy Conejito
De peluche o Billy el Negado. Este principio, salvando las distancias,
puede aplicarse a tu sitio web. Debes elegir un título apropiado para
tus contenidos: por ejemplo, si tu nicho de mercado es la venta de alfombras de importación ¿te parece un título apropiado «Just another WordPress blog»? Seguro que lo vas pillando. Revisa con atención cada título de tus páginas y selecciona las palabras clave más apropiadas.
5. Quiero un helado, quiero un helado, quiero un helado, quiero un…
¿Lo recuerdas? Aquellos días de nuestra
infancia en que martirizábamos a nuestros padres con una repetitiva y
machacona cantilena, en mitad de la calle, de la tienda, del parque de
atracciones… Creíamos que era una técnica infalible: «repetiré y
repetiré y con la mía me saldré», pensábamos rememorando el cuento de un
lobo y tres cerditos. ¿Por qué nunca nos planteábamos cómo acabó el
lobo? Y ¿por qué nunca pensamos seriamente en lo absurdo de nuestra
actitud? ¡Por Dios, nuestro adversario tenía hipoteca y alopecia
galopante! Luchábamos contra un titán habituado a los tormentos más
duros. Bueno, éramos niños. Y el problema es que ya no lo somos. No
cometas el error pueril de repetir hasta la saciedad las mismas palabras clave
en el contenido de tu web. Elige con cuidado las palabras clave
relevantes y redacta contenidos de calidad, semánticamente relevantes
incluyendo todos aquellos términos relacionados: no hagas una sopa con
veinte cebollas; seguro que con una cebolla, dos pimientos y un puerro
el sabor es más variado y mejor apreciado. Y recuerda: si mantienes la
misma actitud que empleabas cuando tenías cinco años, Google puede darte
un cachete en tus santas posaderas.
6. ¡Soy más listo que Google!
¿En serio, figura? ¿Eres más listo que
Google? Pues va a ser que ¡no! Vamos a contarte otro secreto: lo
sentimos, pero tu abuela se lo dice a todos sus nietos. Por muy
inteligente que seas, de hecho estamos seguros de que lo eres, no
cometas el error de creerte más listo que el buscador. Es su juego, su
campo, su pelota, sus hinchas y hasta el silbato y, por encima de todo,
son sus reglas. Juega limpio y no acabarás sollozando en el banquillo: texto oculto, páginas creadas para redirigir tráfico, robo de contenido, compra de enlaces… parecen cosa del pasado hasta que ¡ups! alguien se levanta una mañana, se mira al espejo y dice: ¡soy más listo que Google…!
7. La diferencia entre continente y contenido
Un aspecto importante en el que, en
muchas ocasiones, no reparamos es que no debemos confundir el continente
con el contenido. Esto es, tan importante como disponer de buenos
contenidos, lo es el disponer de una correcta organización de los mismos
(lo que, si queremos ponernos técnicos, denominamos arquitectura interna);
también es esencial disponer de un servicio de alojamiento web de
confianza: nuestras páginas deben responder siempre, y deben hacerlo rápido.
¿Verdad que no te planteas servir un vino de una añada excelente en
vasos de plástico? Pues, siguiendo el mismo razonamiento, no arruines un
sitio web de éxito por no disponer de una buena arquitectura y un
alojamiento profesional.
8. Déjate ayudar por el propio Google
Lo creas o no, solo porque tu sitio web
no aparezca bien posicionado en los resultados de búsqueda de Google no
significa que éste último te odie: en realidad, se trata de todo lo
contrario. Google es el principal interesado en que si tu sitio tiene
algo nuevo e interesante que decir pueda ser accedido por el mayor
número posible de usuarios. Pero, para ello, debemos dejarnos ayudar.
¿Sabías que Google pone a tu disposición todo un arsenal de valiosas
herramientas para conocer y mejorar la manera en que accede y dispone
tus contenidos? ¡También para conocer el comportamiento de tus usuarios!
Hablamos, en concreto, de Google Herramientas para Webmasters (un completo panel de control para facilitar la relación entre tu web y Google) y Google Analytics
(uno de los mejores, y gratuitos, sistemas de estadísticas web). Úsalos
y aprende de ellos: descubrirás cuánto pone de su parte el buscador y
cuánta información valiosa es capaz de aportarte.
9. Es fácil perderse sin un mapa
Si Google pone de su parte, lo mejor que puedes hacer es corresponderle: crea una mapa del sitio
que relacione tus contenidos (páginas, imágenes, videos) y añádelo en
tu panel de Google Herramientas para Webmaster. ¡Así de fácil es
indicarle a Google la relación completa de contenidos que componen tu
web! Pero, ojo, sé inteligente: no incluyas aquellas URLs que no desees
indexar (¿verdad que a estas alturas ya están bloquedas en el archivo
robots.txt?) e indica la frecuencia de cambio, la fecha de la última
modificación y la prioridad de rastreo de todos tus contenidos.
10. Y con el correcto etiquetado, ya hemos terminado
Otra historia familiar: volvemos al
apartamento de la playa un año después y, al abrir uno de los armarios
de la cocina, nos recibe la solitaria imagen de una lata anónima en uno
de los estantes. ¡Qué misterio! ¿Serán sardinas? ¿Mejillones en
escabeche? ¿Atún en aceite? ¿Alubias mágicas? Imposible saberlo. Solo el abuelo y su navaja «fabricada en Albacete»
son capaces de desvelar el enigma. ¡Se trata de almejas! Pero… ¿de
dónde proceden? ¿cuándo se envasaron? ¿también son mágicas como las
alubias? Nuevamente, el arrojo del abuelo responde a los nuevos
interrogantes. Imposible determinar su origen o fecha de envasado, pero
¡resulta que sí son mágicas! Tienen el poder de postrar al abuelo toda
una noche en una cama de hospital con una indigestión descomunal. En
fin, anécdotas aparte, si no quieres que tu web le resulte indigesta a
Google, procura etiquetar correctamente todos tus contenidos: imágenes, videos, contenido alternativo al no rastreable, etc.
No hay comentarios :
Publicar un comentario